Bermudo II (984-999)

Bermudo II llegó al trono después de vencer en una guerra civil contra Ramiro III. Muchos de los nobles que habían estado del lado de este último se pasaron a los ejércitos de Almanzor.

El reino estaba muy debilitado, así que Bermudo tuvo que pactar con Almanzor para lograr que dejara de atacarlo: durante un tiempo le pagó tributos, y permitió que hubiera tropas andalusíes en algunas ciudades leonesas. Pero en el año 986 Bermudo se cansó de esta situación, y expulsó a las guarniciones musulmanas. Ante esta declaración de guerra, Almanzor atacó y arrasó las principales ciudades del reino: Zamora, Salamanca, Alba de Tormes, León, Toro, Astorga, Coyanza (Valencia de Don Juan), Sahagún… Algunas de estas ciudades fueron destruidas varias veces, y lo mismo ocurrió con una larga lista de monasterios de todo el reino leonés (Sahagún, Carracedo, San Pedro de Eslonza, etc., etc.). Según las crónicas, en la ciudad de León tan solo dejó una torre en pie para que las generaciones del futuro pudieran contemplar la anterior grandiosidad de la capital. Durante un tiempo Bermudo trasladó la capital a Astorga, pero esta ciudad también fue conquistada y arrasada por Almanzor.

En el año 997 Almanzor destruyó la ciudad de Santiago de Compostela, si bien respetó la tumba del apóstol. Como símbolo de su victoria se llevó a la mezquita de Córdoba las puertas y las campanas de la Catedral.

En septiembre del año 999, en medio de estas catástrofes, falleció Bermudo II en Villabuena del Bierzo. Se sospecha que también había nacido en aquella comarca, por lo que es frecuente referirse a él como “el Rey Berciano”. Como sufrió de gota, también fue apodado “el Gotoso”.

Un historiador de la época dice que Bermudo era prudente, misericordioso y justo.