Fernando I y Sancha I (1037-1065)

Fernando I
Autor: Maffei Rosal, Antonio
Sancha I
Autor: Rodríguez de Losada, José María

Tras la muerte en batalla de Bermudo III, heredaba el trono su hermana, Sancha. Al estar casada con Fernando, conde de Castilla, su marido automáticamente se convirtió en rey de León. Sin embargo, dado que sus hombres habían asesinado al anterior rey, no fue bien recibido por los leoneses y no pudo entrar en la capital y ser coronado hasta un año después. Los documentos de la época siempre van a poner el nombre de Sancha a su lado, ya que era la reina legítima, y Fernando, en principio, solo el rey consorte. Pero como esa figura no existía en la Edad Media, Fernando actuó totalmente como rey. Aun así dicen las crónicas que le llevó dieciséis años pacificar el reino frente a los descontentos.

A pesar de que su hermano García Sánchez III, rey de Pamplona, le había ayudado en su enfrentamiento con Bermudo III, ambos hermanos se declararon la guerra un tiempo después. El navarro fue derrotado y muerto en la batalla de Atapuerca (año 1051).  

Sancha y Fernando confirmaron el Fuero de León de Alfonso V, y en 1055 convocaron un concilio eclesiástico en Coyanza (Valencia de Don Juan), en el que acordaron reformas religiosas.

Entre 1057 y 1064 la real pareja recuperó las ciudades que Almanzor había ocupado en el norte de Portugal, como Lamego, Viseo y Coimbra. Además, se impusieron con facilidad a los principales reinos de taifas de al-Ándalus y les cobraron las “parias”, que eran tributos en oro que se pagaban anualmente.

Sancha y Fernando donaron mil dinares de oro al año al monasterio francés de Cluny. Estas riquezas contribuyeron al desarrollo del programa arquitectónico de la abadía, que difundiría el arte románico por toda Europa.

También facilitaron en 1063 el traslado de los supuestos restos de San Isidoro de Sevilla hasta el monasterio de San Pelayo en León, que sería ampliado y renovado, y cambiaría su nombre por el del santo visigodo sevillano.

En ese mismo año Sancha y Fernando acordaron dividir el reino entre sus tres hijos varones: así a Sancho, el primogénito, le correspondería Castilla, que por vez primera alcanzaba la categoría de reino; a Alfonso, el hijo favorito, se le otorgaba León, con la capital y el territorio más amplio; y el menor, García, recibiría Galicia, que incluía el norte del actual Portugal.

Fernando I falleció en 1065, y la división en tres reinos se hizo efectiva. La reina Sancha, mientras vivió, ejerció cierta supervisión sobre sus hijos.

LOGOS AYTO LEÓN