Sancho I (956-958 / 960-966)

Sancho I
Autor: Rodríguez de Losada, José María

Sancho I era hermanastro de Ordoño III porque, aunque Ramiro II era el padre de ambos, tenían madres diferentes. Los historiadores musulmanes dicen que Sancho era presumido y orgulloso, pero fue muy impopular sobre todo por su extrema gordura: era tan grueso que ni siquiera era capaz de montar a caballo, por lo que no podía dirigir a sus tropas en la guerra. Por ello se le conoce como “el Craso”, que significa, ni más ni menos, “el Gordo”.

En el año 958 se rebeló contra él su primo Ordoño Adefónsiz, hijo del rey Alfonso IV (926-931) “el Monje”. La rebelión tuvo éxito, lo que supuso su subida al trono como Ordoño IV. Sancho tuvo que huir hasta el reino de Pamplona. Allí su abuela materna, doña Toda, ideó un plan para que recuperara el reino. En primer lugar, le acompañó hasta Córdoba, donde fue muy bien recibido por Abderramán III. El califa le prestó los servicios de su médico personal, el judío Hasday ibn Saprut, que le obligó a seguir un duro régimen a base de hierbas. Tras un tiempo alcanzó un peso normal y pudo volver a montar en caballo. Abderramán le concedió un importante ejército, y así en el año 960 pudo entrar en la ciudad de León y volver a ser el rey. Ordoño IV se refugió en al-Ándalus, donde murió pocos años después.

Al igual que los reyes anteriores, Sancho tuvo que sofocar rebeliones en el interior de su reino, y hacer frente a los ataques musulmanes, que se centraron sobre todo en los territorios de Castilla. Murió en el año 966, al parecer después de comer una manzana envenenada. Le sucedió su hijo Ramiro, que por aquel entonces era un niño de cinco años.

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